sábado, 4 de agosto de 2007

CIRDINE


Muy pocas personas (los niños jamás) pueden resistir la tentación de violar la blancura de un papel cuando tirnen a la mano un lápiz, una pluma o un carboncillo. Es un impulso que nos legaron los hombres que dibujaron sobre las rocas en las cuevas de Lexcaux y de Altamira, ellos trazaron sus figuras para impregnar con su magia a los animales que representaban. Hoy día, nosotros dibujamos para extraer la magia de las cosas que nos rodean. Esta es la finalidad primordial de CIRDINE: hacernos magos, convertirnos en taumaturgos para que con los trazos de gráfito, tinta o acuarela, insuflemos al papel un alma para que viva. Nos estímula para que con la varita mágica del lápiz disfrutemos la solana tropical, los gráciles movimientos de las doradas margariteñas, los vigorosos esfuerzos de los pescadores en sus faenas y la ondulante cabellera de los cocoteros acariciada por el dulce aire de nuestra isla.
En verdad, todos somos magos y esta magia se hace realidad cuando nos dejamos atrapar por el increible placer de dibujar
Juan Vicente Silva 07